lunes, 22 de junio de 2009


Como todas las historias que creamos, la de Laura existía. Yo había sido Laura, y también me había cruzado con alguna. Cree esta historia para ella. Para ella pero sobre todo para mi. Y yo había sido Marcos, fascinada con una mujer que se rompía en mil, queriendo poseerla y salvarla a la vez. Y la ficción me permitía dotar a estos dos personajes de una casa, de una escena de borrachera, de un tiempo diegético de un día aproximado y de sexo. Y al final, un nuevo adiós y otro corazón roto, el de Marcos. Y la herida de Laura que espera, inmóvil, sin saber a donde mirar, suplicando a la cámara un final feliz que no podemos darle.

jueves, 4 de junio de 2009